¿El fútbol que no vende, o el que no quieren vender? Por Federico Villalba.-




A través de esta cuenta, compartimos con ustedes, la emisión número 5 de SIN FALTA INVESTIGA, en la que mencionamos, mostramos y explicamos contratos y ofertas que recibió APF, relacionados a venta de derechos televisivos de nuestra Selección para partidos de Eliminatorias.
Recorramos juntos la línea de tiempo. Transcurría el 2011. En la memoria del futbolero, el penal de Tacuara Cardozo vs Japón (tal vez vs España también), el llanto del Tata Martino en el banco de suplentes, el abrazo y grito eufórico de un país por una histórica participación en Sudáfrica 2010, estaban aún tan latentes. Avancemos un poco más, un equipo que se caía a pedazos, pero al que sobraba garra y corazón, con Justo Villar como emblema, nos depositaba en la final de una Copa América. La Selección estaba en un momento dulce con su historia y con su gente.
En lo deportivo, tocamos el cielo. Esos logros, tranquilamente podían haber sido acompañados desde el rol dirigencial para multiplicar recursos que apunten a otros objetivos, y así aspirar a ser una potencia. Es tan fácil decirlo, pero tan difícil cumplirlo. El pequeño sueño de las líneas anteriores, se diluyó ante la primera gran posibilidad.
En octubre del 2011, APF, con Juan Ángel Napout como presidente, firma un contrato con la empresa CIFFART (Traffic al revés, del empresario A.J. Vierci), en el que cede los derechos televisivos de partidos como local de Paraguay por Eliminatorias para Brasil 2014, por siete millones de dólares, ¡que serán abonados en 26 cuotas!, ¡sí, en 26! No sólo eso, también se arregla, sujeto a una nueva aprobación de Comité Ejecutivo, que para Rusia 2018, el costo será ocho millones. El fútbol mueve demasiado dinero para “regalar” derechos televisivos y encima, cobrar cobrarlo en “interminables” cuotas. Primera pregunta: ¿Y si nos iba bien en Brasil 2014? (Por un minuto, olviden a Chiqui, a Pelusso, y a quien quieran). ¿Si hubiésemos llegado a Semifinales? ¿Vale tan poco nuestra Selección?
Sigamos recorriendo la línea del tiempo (nunca está de más recordar el pasado, sea bueno o malo). No fuimos a Brasil. Se llegaba Rusia 2018. Aún ante las circunstancias adversas, apareció la empresa Tenfield, del uruguayo, Paco Casal, ofreciendo 17 millones de dólares (24 de abril del 2015, con sello de mesa de entrada de APF) para el selectivo camino a Rusia. Antes valíamos 7, ahora 17! La oferta es sumamente tentadora, menos para nuestros dirigentes quienes encabezados por Alejandro Domínguez (hoy en día en CONMEBOL, no sabemos con qué méritos deportivos), vuelven a negociar con CIFFART, y de 8, pasan a 9,3millones. El milloncito y alguito en concepto de aumento dejó satisfechos a quienes conducen nuestro fútbol. El 5 de mayo, 11 días después, todo arreglado. La oferta de Tenfield en el baúl de los recuerdos y a firmar con CIFFART, por una “mejora importante”.
Uno de los pasos fue correcto: Comunicar a CIFFART sobre la nueva oferta (tenía cláusula de preferencia), pero esta se debería haber mínimamente igualado (si Domínguez conseguía mejorarla, nadie se hubiese enojado. Bueno, no sabemos). Sólo en este país, o para estas personas, 9 puede ser mejor que 17. Otro detalle no menor, la oferta NUNCA llegó al Comité Ejecutivo. La decisión la tomó Domínguez, probablemente en un círculo muy cercano a él.
No tenemos información aún, pero no nos extrañaría que para Qatar 2022 el incremento sea parecido al último o menor inclusive, ya que “no nos fuimos a los últimos dos Mundiales”. Ahora sí, lo deportivo puede ser una buena excusa
Es fácil escudarse en la añeja frase “Nuestro fútbol no vende”. ¿Les parece? ¿O son ustedes, señores dirigentes, los incapaces (queremos pensar que ese es el motivo para no entrar en un terreno fangoso) en no permitir mejores ingresos? ¿Por qué no aceptaron la oferta con mejores números? ¿Se “esfumaron” más de siete millones de dólares, por qué? ¿Por capricho?, ¿por amiguismo?, por conveniencia personal?
Los documentos mostrados por la producción de Sin Falta son contundentes. Es más, hasta festejaron el aumento. ¿Festejar un milloncito más y dejar de lado siete? ¡Insólito!
Napout y Domínguez, hoy en situaciones personales opuestas, avalaron las situaciones mencionadas. ¿Los clubes dijeron algo? ¿Se enteraron, por lo menos? ¿Nadie pensó en aprovechar el momento deportivo y generar ingresos que bien utilizados, podrían permitirnos seguir soñando con logros mayores? Volvemos (frase de Napout cuando las preguntas de los periodistas lo irritaban). Era un lindo sueño. Sigue siendo un sueño. Es lindo soñar, pero con nefastos dirigentes que no cuidan nuestro fútbol, es muy difícil seguir haciéndolo.
Paremos con sueños y ordenemos la casa para seguir. Situaciones como estas no deberían ser tomadas de esta manera, como si nada hubiese ocurrido. Nuestro querido fútbol paraguayo merece respeto, y también merece recursos…

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